Autora:  MSc. Olda Bustillos Ortega

Directora de la Escuela de Ingeniería Informática de la UIA

Member IEEE, Computer Society

Member Cybersecurity Committee IEEE

El concepto de inteligencia artificial nace en 1940, y es un campo de la informática que se centra en la creación de programas basados en el comportamiento humano.   Utiliza el reconocimiento de patrones para generar acciones parecidas a las de un ser humano.

La inteligencia artificial incluye el uso de la robótica, sistemas expertos que son los encargados de reproducir el comportamiento humano.  Estos sistemas son programas con un grado de especificidad orientados a simular lo que hace un ser humano, pero lejos de pensar, solamente imitan el comportamiento humano, basado en algoritmos genéticos.

Las redes neuronales son programas capaces de simular algunas de las funciones de aprendizaje del ser humano. Una red neuronal obtiene experiencia analizando automática y sistemáticamente los datos para determinar reglas de comportamiento; con base en ellas, puede realizar predicciones sobre nuevos aprendizajes.

En la mayoría de los casos, la inteligencia artificial no se venderá como una aplicación individual, sino que, los productos que ya la utilizan son mejorados con recursos de inteligencia artificial, de forma muy similar en que se agregó “Siri” como característica a una nueva generación de productos Apple.

La automatización, las plataformas conversacionales, los bots y las máquinas inteligentes se pueden combinar con grandes cantidades de datos para mejorar muchas tecnologías en el hogar y en el lugar de trabajo, desde inteligencia de seguridad, hasta análisis de las inversiones.

La inteligencia artificial analiza más datos y datos más profundos utilizando redes neurales que tienen muchas capas ocultas.   Construir un sistema de detección de fraude con cinco capas ocultas era casi imposible hace unos años. Todo eso ha cambiado con el increíble poder de la tecnología y la big data.

Se requiere una gran cantidad de datos para entrenar modelos de aprendizaje a fondo ya que estos aprenden directamente de los datos.  De manera que mientras más datos se puedan integrar, más precisos se vuelven los sistemas de detección.

La inteligencia artificial logra una precisión increíble a través de redes neurales profundas. Por ejemplo, conversaciones con Alexa, Google Search y Google Photos están basadas en el aprendizaje a fondo y se siguen volviendo más precisas cuanto más se utilizan.

En el terreno de la medicina, se pueden emplear técnicas de inteligencia artificial de aprendizaje a fondo, clasificación de imágenes y reconocimiento de objetos para detectar cáncer en imágenes por resonancia magnética con la misma precisión que lo harían radiólogos altamente especializados.

La Universidad de Oxford, ha llevado a cabo un estudio en el que ha señalado que, en los próximos veinte años, el 35% de trabajos en el Reino Unido serán llevados a cabo por máquinas con inteligencia artificial.

Expertos de Microsoft, generaron, a través de la inteligencia artificial, el Chatbot Tay, dirigido a usuarios que utilizan las redes sociales. 

En las últimas décadas, las investigaciones que se han realizado sobre inteligencia artificial han ido incrementándose, teniendo como referencia a máquinas que pueden aprender muy rápido el comportamiento del ser humano, como movimientos, gestos y emociones.

La inteligencia artificial aplicada en la robótica ha crecido exponencialmente. Los robots son dispositivos compuestos de sensores que reciben datos de entrada que envían a una computadora, la cual ordena al robot que efectúe una determinada acción.  Suena simple y realmente así es, pues ellos solamente siguen instrucciones. 

La robótica y la inteligencia artificial cuentan con un enorme potencial para transformar muchos aspectos de nuestra vida.  Recientes ensayos con robots humanoides, demuestran su uso en supermercados, escuelas, hospitales y residencias de ancianos en Europa, Estados Unidos y Japón.

A finales de 1980, Japón era ya el líder mundial en la fabricación y uso de robots industriales y en esta década se generalizó el uso de robots industriales en la automoción y en otras líneas de producción industrial en los Estados Unidos y Japón. Los componentes mecánicos robotizados han ido evolucionando y son cada vez más sofisticados y autónomos. 

El uso de nuevos materiales y los avances en inteligencia artificial, la mecatrónica, la navegación, la tecnología de sensores, el reconocimiento de objetos y el procesamiento de información, han transformado la robótica en un ámbito multidisciplinar. 

Los robots se basan cada vez más en el uso de datos y están conectados a redes inteligentes, como aquellas que se están desarrollando para el uso en drones y vehículos autónomos.

Lo cierto de todo esto es que, por más sofisticados que puedan ser los robots nunca podrán igualar la perfecta creación de Dios:  El ser humano.

Por otro lado, con el Internet de las Cosas se pueden interconectar objetos cotidianos a través del internet, en cualquier lugar y en cualquier momento.   

La red permite a los equipos de cómputo estar interconectados, sin embargo, hay “cosas” u objetos como un horno, un cepillo o una lavadora, que tienen una peculiaridad, cuentan con sensores y circuitos integrados y que les permite intercambiar datos entre ellos o con un servidor. 

Se les denomina objetos inteligentes porque pueden identificar ciertos elementos como la temperatura, la velocidad, la altitud, entre otros.  Los objetos se interconectan a través de sistemas que se denominan sistemas embedidos los cuales envían las instrucciones a los objetos de forma remota.  Estos objetos utilizan una dirección IP con la cual son identificados.

Es increíble pensar que podamos tener zapatos inteligentes, como la Gemini 2, que pueden medir la distancia y el tiempo recorrido, así como las calorías consumidas, sincronizando con su aplicación, vía bluetooth, en la cual se puede almacenar toda la actividad del usuario y después de finalizada la rutina, descarga todos los datos al dispositivo móvil.

La empresa Dacor desarrolló un horno inteligente llamado Discovery IQ, que tiene wi-fi y puede ser controlado vía smartphone o tablet. Reconoce recetas de cocina y puede hacer el trabajo solo. Cuando el plato está listo, envía un mensaje al usuario. 

Sin embargo, hemos evolucionado para no quedarnos solamente con una simple interconexión.  Es así como en vez de hablar de objetos inteligentes o casas inteligentes, vamos más allá con el concepto de “ciudades inteligentes”.

Uno de los beneficios de las ciudades inteligentes es optimizar los recursos de la ciudad, por ejemplo, las luces de las calles, las cuales pueden apagarse cuando no circulen personas o vehículos en ellas.

En una ciudad inteligente todos los sistemas urbanos deben compartir información y por ello la seguridad de los datos es sumamente importante. 

Las ciudades inteligentes no es tema del futuro, ya estamos en proceso de transición, lo que se esperaba para dentro de diez años, ya está en el presente.   

Conocé más sobre este tema ingresando acá: https://youtu.be/eW6RxTPmudg